sábado, 18 de septiembre de 2010

Amelia

Elena tuvo una hija llamada Amelia, hermosa y soñadora como la mayoría de las niñas.
Y como la mayoría de las mujeres, ella siguió siendo soñadora, creció hasta ya convertirse en una maravillosa mujer a la que le encantaban los árboles y los atardeceres. Amelia dejó la casa de sus padres para comenzar a vivir por completo siendo independiente, encontró un lugar para vivir, un trabajo, pero no quería caer en una monótona vida así que frecuentemente salía a dar caminatas y siempre había algo nuevo que mirar. A lo largo de su vida, Amelia iba encontrando tesoros, unos los guardaba en una caja (piedras o algún otro objeto) y otros que frecuentaba y le gustaba llamar "amigos".
Hubo un día en especial en la vida de Amelia, uno que jamás olvidó. Fue en verano, por cierto que a Amelia no le gusta mucho el verano, ella iba en una de sus caminatas y pasó frente a un café donde se encontró su mirada con la de un joven que estaba leyendo en una mesa. Ella siguió caminando luego de sonreírle al extraño y guapo muchacho pero luego de unas cuantas calles éste le alcanzó y le pregunto que si podía caminar junto a ella. Así que siguieron los dos platicando y caminando en esa tarde de verano, luego de media hora Amelia ya sabía que se había enamorado y que podía llegar a amarlo demasiado.
Él era joven y pintor, había llegado hace casi una semana y sólo venía por cuestiones de trabajo ya que se habían estado exponiendo unos cuadros suyos. Se iba a ir mañana así que había aprovechado para visitar algunos lugares y platicar con la gente de la ciudad, tal como lo estaba haciendo con ella. Él era un guapo pintor que venía de paso y que iba a regresar mañana y en su departamento lo recibiría su novia...
"Oh sí, hubiera sido demasiado bueno si él fuera soltero", pensó Amelia.
Siguieron caminando y él le invitó una pizza para cenar, llegaron a casa de ella y pidieron la pizza mientras veían una de las películas que tenía Amelia.
Fue una noche fantástica, al hablar con él, verlo o rozar ocasionalmente sus manos, ella sentía que lo conocía de siempre. Era tan natural al estar con él y viceversa.
¡Ella no podía dejarlo ir! Así que simplemente se aceró un poco y lo besó, el correspondió y no hubo palabras, sólo un silencio y miradas, se entendían profundamente y no hubo mas que un mutuo acuerdo de "sólo una noche".
Pasaron juntos esa noche, no s eles hizo poco sino que al contrario, pareciera como si hubieran estado juntos una eternidad. Por la mañana despertaron y con la cálida salida del sol se despidieron con una caminata y más platica.

***

Cuando Elena llegó de visita, abrió con la llave que tenía ella ya que había estado llamando a la puerta y no abrían. Había un olor dulzón que provenía de la cocina y que luego se dio cuenta era el de unos panecillos que se habían preparado y de los cuales ya se habían comido unos cuantos. Siguió su camino pasando la sala y llegó a la habitación de su hija, escuchó la grabadora tocando alguna melodía de piano, de esas que tanto le gustaban a Amelia. Entró al cuarto y vio a Amelia dormida, seguramente arrullada por la música, la ventana estaba abierta así que movía las cortinas y dejaba entrever un cielo extrañamente nublado. Era de tarde así que se le hizo extraño encontrar a su hija durmiendo, tal vez había sido un día pesado en el trabajo y al descansar un poco se había quedado completamente dormida.
Fue a la sala y se sentó en un sillón, no era chismosa pero al mirar el teléfono vio el foco rojo que indicaba que tenía algún mensaje. Oprimió el botón para escucharlos y era la voz de una de sus amigas del trabajo, preguntaba que si se había sentido bien ya que no había ido a trabajar, así que su madre se quedó confundida. Si Amelia no había ido a trabajar, entonces ¿había estado durmiendo todo el día? ¿Estaría enferma?
Al día siguiente, en los periódicos de la ciudad, salió la noticia de que un joven pintor del país que estaba cobrando fama, había sido encontrado muerto en su departamento. Su novia, que iba a ser su futura esposa, declaró que él no se había mostrado triste al llegar de su viaje y que ni su agente lo había notado raro en sus exposiciones. Esta inesperada muerte había dejado consternados a sus seres queridos y más porque en una nota que dejó el difunto pintor decía simplemente "Te extrañaré".
Una semana después Elena volvió al departamento, para empacar las pertenencias de Amelia, se le hacia increíble que acaba de pasar su funeral. Su muerte fue sin sentido, si ella en algún momento se hubiera sentido mal, a alguien le habría dicho, así que el haberse suicidado era algo que su madre no podía entender, ni ella, ni las demás personas que la conocieron.
Llegó al cuarto, donde la encontró hace una semana, era difícil entrar ahí y no llorar puesto que veía fotos de su hija con amigas, su ropa y zapatos, libros, discos. Al pasar la mirada por toda la habitación, reparó en una notita amarilla pegada a una de las libretas de Amelia. Elena la despegó y se quedó confundida, pues tenía la fecha del día en que Amelia se suicidó, pero no daba explicación a su muerte provocada, tenía escrito "No sé a dónde voy pero te extrañaré".


Si ambos se hubieran dado tiempo, tal vez hubieran encontrado la manera de estar juntos, no era algo imposible. Creo que los mató el tener que esperar para estar juntos de nuevo, personas que se complementaban tanto no podían estar tan lejos una vez que se encontraban. Y aunque no fue intención de ellos coincidir en vida, tampoco lo fue coincidir en la muerte.

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eme

miércoles, 8 de septiembre de 2010

Ella es mia...

Se desliza en el aire,
como una araña teje sus finos hilos
alrededor de ti.
Te sujeta suave y calidamente
pues ella siempre ha estado ahí, contigo.
Durante las largas noches,
en los difusos días.
La única que está ahí
y a la que volvemos uan y otra vez.
No le molesta ser abandonada,
pues la verdad nunca está sola.
Ella es mia, es tuya
y de demasiada gente en éste mundo.
A veces aborrecemos su compañía,
pero tambien nos aferramos a ella
cuando es lo único que parece quedar.
Yo la amo por momentos, le sonrío.
Solo que a veces no quisiera tenerla tan cerca de mi...

Para siempre nuestra...La Soledad.

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eme

Personas en la realidad alterna...